COLOR
Los diamantes se tallan de diversas formas pero la más conocida es la redonda o “brillante”, la cual recibe dicha denominación porque es un prisma perfecto y su corte refracta la luz con mayor eficiencia.
El diamante es el elemento más duro de la naturaleza, no le afecta el paso del tiempo ni el medio ambiente. No exageramos cuándo decimos que los diamantes son físicamente lo único eterno que existe en la naturaleza, por ello se le considera ideal como símbolo de un amor perdurable.
ESCALA DE COLOR
Claridad y pureza
La ausencia de inclusiones en un diamante le da mayor claridad y brillantez, sin embargo, los diamantes “perfectos” o libres de inclusiones o manchas, al ser examinados con una lupa de joyero convencional (X10), son extremadamente raros.
En la gran mayoría de diamantes encontramos diminutos cristales, plumillas o nubecillas que llamamos inclusiones. La dimensión, ubicación y color de éstas, en conjunto, determinan la claridad de un diamante.
CORTE (forma)
El corte determina el brillo del diamante. A fin de obtener el máximo grado de brillantez, el tallador debe colocar cada una de las caras o facetas del diamante -que actúan como espejos que refractan la luz que reciben- en relación geométrica exacta entre ellas (como un prisma).
Este es un procedimiento delicado que requiere de gran precisión. En un diamante de corte brillante -redondo- por ejemplo, el tallador debe alinear perfectamente 58 facetas.
QUILATE (peso) MAYOR PESO MAYOR TAMAÑO MAYOR VALOR
El quilate es la unidad que se utiliza para determinar el peso de las gemas -incluidos los diamantes- y equivale a un quinto de gramo.
Un quilate, a su vez, se subdivide en 100 puntos. En el proceso del tallado, el diamante pierde alrededor del 50% de su peso. Los diamantes más grandes son escasos, por ello, cuando son de buena calidad, su tamaño influye decisivamente en su valor.
LA FLUORESCENCIA EN LOS DIAMANTES
La fluorescencia es la reacción que tienen algunos diamantes al ser expuestos a la luz ultravioleta de onda larga que proviene del sol. Esta puede presentar distintas intensidades: tenue, mediana o fuerte.
Entre el 25% y 35% de los diamantes presentan algún tipo de fluorescencia y de ellos, solo un 10% lo tiene de forma suficientemente intensa para afectar el color de la piedra. Generalmente, el 95% de los diamantes presentan fluorescencia azul y en raras ocasiones encontramos que ésta es amarilla, blanca u otro color.
La fluorescencia no tiene un efecto notable en la apariencia de los diamantes: no la mejora ni la empeora. Es únicamente una característica más de la piedra.